Hoy es un día especial para los caraqueños porque es el día del Nazareno pero con particular devoción y fervor por el de San Pablo, ya que se considera muy milagroso.
Esta talla del Nazareno siempre ha tenido historias particulares que parten desde su momento de creación cuando su tallador luego de culminar su obra, esta le habla y le pregunta: ¿dónde me has visto que me has hecho tan perfecto? acto seguido el escultor murió.
Se desconoce como llegó a Venezuela, no existe precisión aunque se calcula que vino a finales de los años 1600 aunque de lo que si se tiene seguridad es que proviene de Sevilla, España y le rindieron culto en lo que en aquel momento era la Capilla de San Pablo entre las avenidas Baralt y Lecuna.
En Caracas en 1696 una epidemia de Vomito Negro azotó a la población y ningún protocolo logró evitar que la epidemia no siguiera creciendo, la medicina aplicada era ineficaz.
El Obispo conociendo la gran devoción que la gente tenía por el Nazareno de San Pablo, convocó a una procesión por la salud de todos, al salir de la capilla y comenzar el recorrido, la corona de espinas de la talla se enredo entre las ramas de un Limonero a las afueras del templo y provocó que cayeran los limones al suelo, las personas del cortejo los recogieron y comenzaron a dar bebidas hechas con el fruto; cuenta la historia que la gente comenzó a sanar.
En la actualidad ese árbol se encuentra a un lado de la Basílica y le pusieron una reja porque la gente con fe y desesperación lo estaban matando.
En el año 1.880 el Presidente Guzmán Blanco que siempre ha sido conocido por las obras arquitectónicas que dejo en el país, siempre inspiradas en la arquitectura francesa, dio la orden de demoler esta capilla para erigir el Teatro Municipal, pero también se dice que él estaba perdidamente enamorado de su esposa que era una fervorosa cristiana, y que esta al saber que su esposo había mandado a tumbar ese templo se molesto muchísimo y dejó de hablarle, por eso Guzmán Blanco para contentarla y superar ese mal rato ordenó construir a unos metros de ese lugar una gran iglesia que llamó Basílica de Santa Teresa en honor a su esposa que se llamaba Teresa, siendo este el lugar donde todos los miércoles santos de cada semana santa millones de personas se congregan a venerar al Nazareno de San Pablo, en muchos casos desde la noche anterior, otros llegan en peregrinación como el caso del señor que sale una semana antes desde Puerto Cabello y se viene caminando hasta Caracas.
Andres Eloy escribió este poema que dice así:
En la esquina de Miracielos
hubo una breve oscilación;
los portadores de las andas
se detuvieron; Monseñor,
el Arzobispo, alzó los ojos
hacia la Cruz; la Cruz de Dios,
al pasar bajo el limonero
entre sus gajos se enredó.
Sobre la frente del Mesías
hubo un rebote de verdor
y entre sus rizos tembló el oro
amarillo de la sazón.
De lo profundo del cortejo
partió la flecha de una voz:
¡Milagro! ¡Es bálsamo, cristianos,
el limonero del Señor.
Y veinte manos arrancaron
la cosecha de curación
que en la esquina de Miracielos
de los cielos enviaba Dios.
Y se curaron los pestosos
bebiendo el ácido licor
con agua clara de Catuche,
entre oración y oración.