¿Por qué se construyo el muro de Berlín y qué fue de sus restos?

Foto de Diario Público


Una vez concluyó la segunda guerra mundial, la capital de Alemania, Berlín fue dividida en 4 secciones y fueron repartidas entre la Unión Soviética, Francia, Inglaterra y Estados Unidos. Hasta ese momento no existía ningún muro y el tránsito era libre y permitido.

La jurisdicción de la URSS fue nombrada República Democrática Alemana (RDA) y las otras tres formaron una sola gobernada por la República Federal Alemana (RFA).


La forma de gobierno de ambos lados fueron instaurados y el crecimiento del territorio liderado por los tres países comenzó a prosperar rápidamente, al punto que los habitantes del lado soviético que seguían empobrecidos, con largas filas para comida y grandes dificultades buscaban trabajo y prosperidad del otro lado, y de esa forma hacían vida en ambos.


La noche del 12 de agosto de 1961 las autoridades de la RDA decidieron levantar un muro provisional y cerrar casi todos los controles que existían para trasladarse de un lugar al otro. El día siguiente habían desplegado 155 kilómetros de alambrada, y conforme fue pasando el tiempo el muro comenzó a construirse mas resistente, de concreto, con alambres dentro para evitar poder atravesarlo. Así transcurrió 28 años Berlín dividida.

Alrededor de 200 personas murieron por tratar de atravesar el muro y pasar hacia la parte occidental de Berlín. Alrededor de 3000 personas fueron detenidas mientras trataban de cruzar sin autorización hacia el territorio de la RFA, muchas familias quedaron divididas durante años, hasta el 9 de Noviembre de 1989 que finalmente fue derrumbado.

Esta situación es un ejemplo del capitalismo y el socialismo coexistiendo muy cerca históricamente.

¿Dónde está hoy el muro de Berlín?

241 trozos repartidos en 146 lugares de más de 70 países. En eso se podría resumir en la actualidad la ubicación del muro.

Cuando se abrió el muro, se planteó inmediatamente la pregunta de qué hacer con él y el día siguiente el gobierno de la RDA recibió las primeras solicitudes para comprar trozos de muro.

Algunos fragmentos pintados se subastaron pronto por sumas cercanas a los 150.000 euros (185.000 dólares), un alivio inesperado para las golpeadas arcas de la RDA. Otros trozos de simple hormigón gris -la mayor parte del muro- se reciclaron en construcción de calles o se vendieron molidos a otros países como material de obra.

La ecuación era perfecta: Berlín quería desprenderse del muro y el resto del mundo estaba dispuesto a pagar por un trozo.

En cuestión de meses, de la gigante pared de 155 kilómetros de largo sólo quedaban pocos metros en fragmentos aislados, los únicos que aún pueden verse en Berlín. Entre ellos la famosa «East Side Gallery» o el que bordea el sitio de recuerdo del muro en la emblemática Bernauerstrasse.



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