José Antonio Páez, el centauro de los llanos y el león de Apure
Venezuela tuvo una grandiosa fortuna al tener los próceres que le dieron su libertad, y uno de los rasgos mas nobles de la gesta independentista venezolana es que los personajes que estuvieron al frente de su ejército se formaron para nunca conquistar, ni invadir, sino para liberar, como en efecto lo hicieron con 5 naciones.
No cabe duda que cuando se habla de historia de Venezuela, Bolívar suele despuntar, quizás por ser el personaje más universal, pero en el haber cronológico otros hombres como José Antonio Páez son tantos o mas apasionantes que el mismo Bolívar, aunque por diversas razones han gozado de menor difusión sobre su vida.
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***Pocos saben que el Centauro de los Llanos era un amante de la música***
Hoy aquí queremos mostrarle algunas de las excepcionales características del Gran Centauro de los Llanos, desde una perspectiva mas desligada de
la mitificación que hay del llanero a caballo experto en batallas. Si alguien supo entenderlo y conocerlo y legar a la posteridad una faceta distinta del General Páez fue su amigo Teodoro Valenzuela, célebre escritor colombiano que en el año 1872 lo entrevistó y nos regaló la posibilidad de conocer a un Páez más humano.
Entrevista a José Antonio Páez, sus anécdotas
El miedo es un sentimiento que todos en algún momento hemos experimentado pero nos gusta creer que estas figuras tan valientes, tan idealizadas no lo sentían. En aquella entrevista El General confesó que en la Batalla de Carabobo, se escuchaba lo que él llamaba "el traqueteo", que no era otra cosa que el ruido de los estribos con las espuelas porqué le temblaban las piernas, aunque también comentó "eso era el principio, porqué después no se sentía nada; y a lo que entraba en combate no me volvía a acordar ni de mi mismo".
Otra de las intimidades que Valenzuela logro sacar al General Páez fue una descripción cruda de como acababa con los enemigos. Confesó que puso fuera de combate tan solo en la batalla de Las Queseras del Medio al menos a unas 40 personas, pero esto no significaba literalmente matarlos sino sacarlos de combate con lo que él llamaba "mojar", como bien se sabe el era un diestro lancero y cuando Valenzuela le pidió que le explicará que significaba mojar, le respondió "Doctor, usted comprende que cuando un hombre tiene dentro dos dedos de lanza los nervios hacen lo demás, y el hombre esta perdido, en esto consiste."
Definitivamente una de las características que también hizo grande al General Páez fue ser un hombre desprovisto de arrogancia y por el contrario se confesó como un profundo admirador de Bolívar, cuando Valenzuela le preguntó sobre ¿Cómo Bolívar siendo un "coronelito" de milicias en Caracas y sin aspecto fuerte, fue capaz de dominar a hombres como él? a lo que el General sin reparos contestó: "Mi Doctor, porqué el Libertador era muy grande", esto nos muestra la gran humildad que el tenía, pero también rompe con el viejo mito de que fueron enemigos.
Pocos saben que el Centauro de los Llanos era un amante de la música, le gustaba el violín, violonchelo y el piano, instrumento que por cierto dominaba. Algo casi desconocido es que el historiador argentino Adolfo Carranza, en un escrito hizo público que el General Páez, gran amigo de
su padre, durante su infancia le regaló un cancionero de piezas musicales escritas por él y que actualmente permanece en el Museo Histórico de Argentina, piezas a las que además de letra, las dotó de música.
En cierto modo y por esos vaivenes de la política, Páez vivió en el exilio, pero esto le permitió sin proponérselo y en contra de la voluntad de quienes gobernaban a Venezuela para aquel momento, convertirse en una especie de embajador por el mundo, donde quiera que iba era recibido con honores, entre los lugares que visitó estuvo la Isla de St. Thomas, Philadelphia, New York, Baltimore y Washington en los Estados Unidos, México, Paris - Francia donde incluso fue recibido por el Emperador Napoleón III, en Munich - Alemania tuvo el honor de ser recibido por el Principie Luis de Baviera.
Se sabe que uno de sus lugares favoritos fue el Central Park de NY donde por cierto se cree que producto del frío contrajo bronconeumonía, lo que generó su muerte. Murió pobre, tan pobre que se le sepultó en una parcela municipal del Marble Cemetery, pues no tenía dinero para pagar un sepelio privado.
