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Hay historias de amor fascinantes que han trascendido en el tiempo por su intensidad y drama, y así es esta historia, muy intensa.
Así es la historia de Juan Martínez de Marcilla, un joven profundamente enamorado de Isabel de Segura, hija de un acaudalado mercader.
Juan le dijo a Isabel que quería tomarla como su esposa, esta le respondió que ella también lo quería, pero que no podía hacerlo sin tener la bendición de su padre, que se opuso porque aunque su pretendiente era un buen joven, no tenía riquezas.
Decidido a conseguir fortuna, ya que era el único impedimento que puso su padre, le pidió a Isabel que lo esperara 5 años, él iría a la guerra a pelear contra los moros y regresaría por ella, siendo digno de la aceptación de su padre.
Durante ese tiempo, el padre fue muy insistente en conseguirle un esposo a Isabel, hasta que ella le dijo que había hecho unos votos de virginidad hasta los 20, eso le dio tiempo con su padre que decidió respetar su promesa de esperar esa edad.
Llegado el plazo de los 5 años, Isabel ya no veía posible que Juan regresará y aceptó el deseo de su padre que le insistía en que tomara compañía. Rápidamente su papá organizó la boda y al poco tiempo se realizó, también coincidió con la llegada de Juan.
Juan regresó con cien mil sueldos, listo para casarse con su amada, pero ya era muy tarde.
Una noche se coló en la habitación y tras el lecho de su amada le dijo: bésame que me muero y ella contestó: No quiera Dios que yo falte a mi marido. Por la pasión de Jesucristo os suplico que busquéis a otra, que de mí no hagáis cuenta, pues si ha Dios no ha complacido, tampoco me complace a mí. Él dijo otra vez: bésame que me muero; repuso ella: No quiero.
Descubrimiento de las momias
En 1555, durante unas obras realizadas en la Capilla de los Santos Cosme y Damián de la Iglesia de San Pedro, en Teruel, aparecen dos momias, un hombre y una mujer, enterrados juntos.En 1619, Juan Yagüe de Salas, secretario del Concejo de Teruel, promueve la excavación de la capilla, volviendo a encontrar las momias de los Amantes. El motivo es que había encontrado un acta notarial del año de su descubrimiento, 1555, y quería demostrar la veracidad del hecho.
En 1902, fueron depositadas en una capilla anexa a la Iglesia de San Pedro, de forma digna, tumbados en dos sepulcros de madera abiertos.
En septiembre de 2005 se inaugura el actual Mausoleo de los Amantes.