Mi primer novio, mi primer cuerno




Hace algún tiempo, más del que me gustaría aceptar, estaba cursando séptimo grado de bachillerato y aunque no recuerdo que edad tenía, supongo que unos 12 años, mi vida  transcurría como cualquier chica que se inicia en esa etapa de estudio.

Todo iba bien, y en esas divisiones que suelen hacer los muchachos que comienzan a acomodarse en pequeños grupos de afinidades, yo estaba en una especie de comodín que me permitía  sentarme en cualquier parte porqué tenía una buena relación con todos, no me gustaban los conflictos y siempre tuve una buena actitud. Aún así siempre sentía mas empatía con algunos.

Tenía unas 2 o 3 amigas que eran más especiales, y  al igual que yo, tenían una buena relación con la generalidad, pero había una de ellas que sí lograba despertar amor u odio, dependiendo de a quien se lo peguntarás.

Esa chica tenía mucha más malicia y experiencia que nosotras que eramos unas pánfilas, su nombre era  Julia y tenía unos 13 años de edad, una vida complicada, unos hermanos gorilas y siempre nos contaba los problemas con su novio 12 años mayor.

Debo confesar que no me sentía cómoda con los temas y conversaciones de ella porqué sentía que superaban mi capacidad de análisis y no era mucho el aporte que podía hacer, finalmente tardaba mucho en asimilar las cosas que contaba.

Teníamos un compañero que se llamaba Alberto, era un chico agradable, vaciladorcito y coquetico, yo sentía que a Julia le gustaba, porqué ella siempre recurría a él para contarle sus cuitas con el novio, pero notaba que sólo le contaba cuando estaba conflictuada la relación.

Así pasaban los días, entre cuento loco de Julia y cuento necio de nosotras.

Un Jueves tuvimos libre  la última hora de clases por inasistencia de el profesor, y cuando eso pasaba salíamos de las instalaciones del colegio inmediatamente y nos repartíamos en las 2 callecitas  cerradas frente al colegio. Los varones jugaban pelotica'e goma en el medio de la calle, otros nos íbamos buscando campo en las entradas de los edificios,  frentes de las casas y en las aceras.
Nos instalábamos a hablar como si no había mañana.

Ese día llega el abuelo de Alberto en su destacada camioneta anaranjada, que era imposible no reconocerla, y Justo en ese momento que llegan a buscarlo, él se pone la camisa del liceo mientras destilaba sudor de tanta carrera y out,  se me acerca y me da un papel:

-Bettyna, léelo después que me vaya.

Se montó en el vehículo, y se fue. Yo pensé en ese momento: "Me jodí, ahora seré la lleva y trae de Julia y Alberto".

Abro la carta y comienzo a leer. La verdad es que no recuerdo todo lo que decía pero palabras, palabras menos:

"Tú sabes que yo estuve enamorado de Sara, María, Rosana, Ana, y Mariela, pero todo eso quedó en el pasado, ahora estoy enamorado de ti, te sueño, te pienso, ba bla."

Mientras más leía, mas abría la boca y menos crédito le daba a lo que estaban leyendo mis ojos.
En otro párrafo decía:
 "Quiero que seas mi novia y si tu respuesta es Sí, dame un pellizco en el recreo del lunes, y si es no, devuélveme la carta."

Primera vez que a mi me pasaba eso, y en ese preciso instante comencé a pensar, "pero tampoco es tan feo, tiene su cosita, es más, creo que tipo normal"

1 minutos después:

Normal, normal no, es más bien lindo, tiene una sonrisa linda y unos ojos vivos,  quizás para nuestro matrimonio se afeite esa sombra de mostacho.

Enseguida mis otras 2 amigas que no son Julia me quitan el papel y cuando empiezan a leer, pusieron la misma cara de asombro y de chisme bueno que yo, y en corito me dicen: - ¡Marica, Julia te va a odiar!, esa es puñalera, cuídate.

Mientras estamos pensando como le decimos, veo que ella viene caminando en dirección hacia nosotras, porqué estaba hablando de sus temas profundos con otra gente mas allaíta, y decido adelantarme, me paro en las escaleritas de la entrada del edificio y le digo:

- Chama tengo que contarte algo, pero necesito que no te vayas arrechar. 

Extrañada sonríe y me dice que no se molestará. Justo en ese momento me encomiendo a Dios y empiezo: 

- Es que tu sabes... mmm... bueno es que... tengo que contarte una vaina pero necesito que seas sincera conmigo, a ti te gusta Alberto ¿sí o no?

- ¿Qué? No vale, te volviste loca Bettyna, para nada, en lo absoluto,  él es un excelente amigo, que me escucha y comprende pero ni pendiente, yo sólo tengo ojos y amor para mi novio.

-¿Ah si? siendo así, Alberto se acaba de ir, y antes de hacerlo me dejó esta carta donde me pide que sea su novia.

Vi claramente como la sonrisita se iba desdibujando de sus labios, sus dientes se apretaban y su cara tomaba un aspecto rojo, que si se le tuviese que poner un nombre al pantone sería rojo furia. Tomó la carta y comenzó a leerla, mientras mis demás prudentes amigas se habían ido a los otros grupos regados en la extensión de la calle a contarles que Alberto le pidió el empate a Bettyna.

¡el poder de los medios que Chávez siempre supo y yo descubrí en ese momento!

Al terminarla de leer: 
- Tranquila chama, si quieres dile que sí porqué a mi no me importa, aunque a ti creo que no te gusta igual, porqué nunca me has dicho nada.
-No, no me gusta pero lo pensaré. Tengo hasta mañana para decidirlo. 

Tomé mi bolso con actitud de triunfo para irme a casa, y mientras bajaba la cuadra para tomar camino, todos mis compañeros de clases y de los otros años que ya habían salido y quedaban  rezagados comenzaron a vacilarme:

- Eeeeso, pués. ¿qué le vas a decir? 
-Yo soy la madrina. 
-¿Lo vas a rebotar? 

Seguí caminando mientras pensaba, mis amigas son la representación de la globalización.

Había caminado un par de cuadras y ya estaba convencida de que Alberto era un chico bello que me encantaba y ya que Julia no se iba a poner shousera porqué me dejo claro que no le gustaba, no había ningún problema. Ya estoy en puertas de tener mi primer novio, ¡que emoción!.

Llegué a mi casa y le mostré la carta a mi tía Betty, la misma tía de jueguitos divertidos de mi primer relato. Y me dice: - ¡Bettyna por Dios, a este niño sólo le falta que le gusté Antonieta la directora!

Cuando ella me dijo eso sentí que era un llamado a la cordura, lo pensé un poco y tenía razón, pero ¿por qué no habría de ser yo la definitiva?. Total, él era el amor de mi vida desde hace unas horas. Ya caída la noche suena el teléfono y era para mi. -Bettyna te llama un muchacho.

Yo no le dí el número, no puede ser él, pensaba mientras me acercaba a contestar. -Aló.. -Hola Bettyna Bingo es él, que emoción, el corazón se me va a salir.

-¿quién es? 
(hay que batirse un champú he escuchado por ahí) 

-Alberto, ¿de verdad no sabes quien soy? 
 - Ah sí, Hola Alberto, es que esperaba otra llamada. 
 -Leíste mi carta cuando me fui. 

Me tomé un momento para pensar mi respuesta, y analizar lo conveniente en modo velocidad de la luz: 

"Si le digo que sí tendré que hablar sobre eso con él, pero si le digo que no, es posible que ya sepa que sí lo hice por las sapas de Evelyn y Karina que se lo dijeron a medio colegio".

- Bueno sí,  la leí rápidito porqué se me hacía tarde para volver a casa. No entendí muy bien lo que decía en algunas partes, pero se puede decir que sí, la leí.

El corazón se me acelera
Él se sonríe
Yo me sonrojo
él continúa:


- Evelyn me dijo la semana pasada que yo te gustaba, y desde ese momento siempre pienso en ti. 

En ese momento quería que me tragara la tierra, pero no sin antes matar a la mentirosa de Evelyn, porqué yo jamás había dicho eso, es más había otro chico que me gustaba hasta segundos antes de leer la carta de Alberto. 

-Mira Alberto, yo no sé porqué ella te dijo eso, porqué yo soy muy reservada con mis cosas y jamás le he comentado algo al respecto. Evelyn está medio loca, debe ser por tanto choque.

- Bueno Bettyna, ya no importa lo que haya dicho ella, yo ya te dije lo que tenía que decir en la carta y espero que mañana me des la respuesta que yo quiero. Llega el día siguiente, un viernes. 

Entro al salón y ahí mi respuesta se había convertido en lo que hoy llamaríamos tendencia.

Algunas compañeras me decían: "pa' ver la carta".
Alberto a unas filas de mi se reía pícaramente y me saludaba desde lejos mientras seguía hablando con sus amigos. 

Llega Julia con cara de desilusión y un poco seria, y le preguntó ¿qué te pasa chama, peleaste con tu novio?
- Sí, algo así.

Yo insisto

- De verdad Julia, si te gusta Alberto dímelo, yo no pondría en riesgo nuestra amistad por él. -Ya te dije que no Bettyna, como prefieras, de verdad que a mi me da lo mismo.

cartas en cuadernos


Empezó la primera clase y era Castellano y Literatura,  la profesora en el desarrollo de su clase cita un refrán que nunca había escuchado: 

-Jóvenes, lo que estoy dando hoy va para el exámén. GUERRA AVISADA NO MATA SOLDADO.

Cuando la escuché citarlo me encantó, y le digo bajito a Julia que tengo sentada en el pupitre de al lado: -Chama, guerra avisada no mata soldado. Estás a tiempo, a mi me toca darle una respuesta en lo que se termine está clase. - No me importa Bettyna, ya te lo dije.

Suena el timbre, y llegó el momento. Yo nerviosa como nunca, temblaba como un majarete, tenía la indecisión de si decirle que sí al recién amor de mi vida. 

Alberto y todos los varones salen en estampidas como los caballos a jugar a la cancha y a sudar como una glándula, sólo me regalaba sonrisitas pícaras cuando cruzábamos miradas, una sonrisa que podía leer claramente que decía, se te acaba el tiempo.

Sentía mucha presión.

Voy a decirle cuando el timbre suene y haya que entrar al salón de nuevo, mientras esperaré en la biblioteca.

¡RING! ¡RING!
🔔
Llegó el momento. 

Me armo de valor, bajo de la biblioteca con destino al salón para esperarlo cerca de la puerta y me lo encuentro en las escaleras, me acerco, lo pellizco y sigo derechito para el salón.

El iba camino al baño a lavarse porqué estaba todo sudado y me dice con una sonrisa amplia y contento: 

- Me dijiste que sí, ¡ahora soy tu novio! Me río, y entro al salón. 

Todo esto había pasado frente a mis amigas, porqué uno a esa edad está amorochada todo el tiempo, de hecho creo que los novios de mis amigas de alguna forma casi eran mis novios también, ¡que relaciones tan tóxicas!.

Julia ve la escena, me empuja, sale corriendo, sube las escaleras molesta y a mi se me borra la sonrisita y se apaga la musiquita de Disney que tenía en mi cerebro como banda sonora. Nos vamos detrás de ella, después de todo tampoco había visto al profesor de la siguiente clase en la oficina donde siempre estaban.
Julia se encierra en el salón de laboratorio con un llantén mexicano, y yo desde afuera le digo: 
- Bueno mija, ¿qué bicho te picó?. Te lo pregunté mil veces. 

Karina, la convence de que la deje entrar, cuando abre la puerta, yo me meto detrás y Julia al verme me dio otra primera experiencia de mi vida, mi primera cachetada, mis amigas la agarran y yo me sentía en la novela estelar con los 5 dedos marcados en mi cara.

Yo estaba muy sorprendida, nunca la había visto tan molesta, y que día tan intenso e inquietante,  mi primer novio y mi primera cachetada.

Con el escándalo llegó mas gente que estaba rezagada por ahí. Julia se calma, me dice que aunque ella me dijera que no le importaba yo tenía que rechazar a Alberto. 

- ¡Tú si eres arrecha! ¿si yo te digo que el novio sádico que tienes me cae mal vas a a terminarlo?

Bajo al salón con Karina, Evelyn se queda arriba consolando a Julia. El profesor ya había llegado, cuando entro todos me ven, pido disculpas y me siento. 

En el receso de 5 minutos entre clase y clase, vuelvo a ir a donde está ella, descuidando mi nuevo estado social de novia de Alberto, pero él se me acerca y me pregunta que había pasado.
Le soy sincera y le hago el recuento, y voy a hablar con ella que ya estaba mas tranquila.

Me pidió disculpas, que no sabía porqué reaccionó así, que Alberto no le gusta, pero que su novio era especial con ella al principio, y ahora no, y fue la situación lo que le dio lo que yo llamo "celos conmemorativos". 
Terminó el día de clases, yo salgo chola del colegio, esperando que los chicos vayan a jugar pelota en la calle y poder coincidir con mi novio nuevo, pero cuando estoy saliendo, veo la bendita camioneta anaranjada del abuelo que lo fue a buscar. ¡que desilusión! 

El pasa por donde estoy, se despide dándome un besito entre la mejilla y los labios y me dice, nos vemos el domingo en la verbena del domingo familiar del colegio.  
El fin de semana me llamó muchas veces, hablamos horas por el teléfono y estábamos muy expectantes de lo que sería ese día. El sábado en la noche nos pusimos de acuerdo de llegar una hora antes al Parque de Los Nuevos Teques, porqué quizás luego no podríamos compartir mucho, él era de seguridad y yo de protocolo. Convencí a mi abuela de que yo tenía que llegar antes, así que me iría primero ya que el parque quedaba a una cuadra de mi casa. 

Llegamos a la cita, habían como 3 personas más y mi Alberto se me acercó a saludarme, yo me puse tan nerviosa que le puse el cachete y no lo besé en la boca.  
Él no dijo nada. Pasaron las horas y comenzó el evento, sonrisita pa'llá y pa'ca y cuando podía escaparme le llevaba un refresco o cualquier cosa porqué más que consideración eran excusas que uno busca y consigue para acercarse.

Trascurría la actividad y en algún punto del día me asignan un juego con unos niñitos y una pelota en una jardinera del parque,  uno de los niños la patea lejos de mi y cuando voy a buscarla, a unos metros, levanto la vista y siento un escalofrío por la espalda, me estrujo los ojos y vuelvo a enfocar...

Detrás de un escuálido arbolito estaban la Julia y el Alberto besándose apasionadamente. Me les acerco, él me ve con cara de susto y la bichita de Julia me dice, no es lo que tu crees.

Me voy furiosa, y Alberto se me acerca y me dice:

- Como no me besaste esta mañana, pensé que no querías ser mi novia. 

Yo cargaba la carta en un bolsillo del pantalón y se la devolví mientras le decía: 

 - Ahora la culpable soy yo, debe ser que te ibas ahogar con la saliva sino te besaba en ese momento. 

Así me estrené en estos menesteres amatorios que me servirían de precedentes para entender a los hombres desde su estado más inocente, hasta mis días.


alberto julia










 





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