La historia siempre necesita del tiempo, no solo para ocurrir, sino para transformarse, de hecho en términos sencillos podríamos definir la historia simplemente como tiempo.
Así la historia nos va legando grandes acontecimientos, no todos positivos, al igual que personajes, no todos recordados o conocidos, independientemente de si sus acciones fueron negativas o positivas, al final la naturaleza de la historia es servir al hombre como banco de memoria.
Sin embargo, la historia ha sabido mantener ocultos hechos y personajes que aunque merecen ser ampliamente conocidos, por diversas razones no gozan de la suficiente publicidad o notoriedad. Esta condición aplica bastante bien para el Mexicano, Gilberto Bosques Saldivar, profesor, periodista, político y su más relevante de todos los cargos que ejerció, diplomático.
Gilberto Bosques, su biografía
Bosques nació en 1892, en el estado de Puebla, México, tuvo una larga y agitada vida que se extendió hasta los 102 años de edad y finalmente murió en 1995 en la Ciudad de México. Sin embargo, históricamente hablando de su etapa más destacada se encuentra enmarcada entre los años 1939 y 1944, durante plena segunda Guerra Mundial, cuando fue enviado a París y designado como cónsul general de México ante Francia por el entonces presidente Lázaro Cárdenas.
Las responsabilidades diplomáticas de Bosques no fueron casuales, sino que derivaron de su intensa carrera en la vida política Mexicana, que inició en 1914 Cuando Gilberto Bosques tenía tan solo 22 años de edad y se desempeñaba como ayudante en una escuela primaria, interrumpió sus estudios como maestro y se integró a las filas de un grupo de voluntarios por la defensa de su país en plena guerra contra los Estados Unidos.
Las responsabilidades diplomáticas de Bosques no fueron casuales, sino que derivaron de su intensa carrera en la vida política Mexicana, que inició en 1914 Cuando Gilberto Bosques tenía tan solo 22 años de edad y se desempeñaba como ayudante en una escuela primaria, interrumpió sus estudios como maestro y se integró a las filas de un grupo de voluntarios por la defensa de su país en plena guerra contra los Estados Unidos.
A su regreso del conflicto se tituló como maestro y más tarde en 1916, cuando formaba parte de las filas revolucionarias de Venustiano Carranza quien era el jefe del Congreso Constitucionalista de la Revolución Mexicana, se le delegó la responsabilidad de organizar el Primer Congreso Pedagógico Nacional. Pocos años después recibe una nueva y más importante responsabilidad al ser nombrado Secretario General de Gobierno para su estado natal de Puebla.
Su carrera seguiría en ascenso y para 1924 resulta electo Diputado Federal para el Consejo de la Unión hasta 1928, cargo que volvería a desempeñar por segunda vez en el año 1934, donde formó parte de un importante grupo encargado de reformar la Constitución, años más tarde en 1939 se le encarga representar su país ante Francia como cónsul general de la nación.
Héroes de la segunda guerra mundial
Sería durante su desempeño como diplomático en París que la carrera de Gilberto Bosques tomaría un rumbo aún más destacable, aunque inicialmente fue delegado como Cónsul en Francia, la verdad es que sus funciones estaban pensadas para representar a México ante toda Europa, pero en 1940 ante la inminente invasión de los Alemanes Nazis a Francia, Bosques huye de París, y luego de sondear opciones de posibles ubicaciones para restablecer el consulado, finalmente lo hace en la localidad de Bayona al suroeste de Francia.
Al poco tiempo la ocupación Naziestaba por llegar a ese lugar también y Bosques se vio obligado a emprender la huida una vez más, esta vez hacia Marsella, una localidad dentro del territorio Francés que junto a otras más quedó bajo el control del gobierno de Vichy, el cual se había conformado como una suerte de Estado independiente dentro de la República Francesa invadida por Alemania, condición derivada de la firma de una armisticio con los Nazis, que le otorgaba el control de la región al Mariscal Philippe Pétain, quien gobernó siendo "independiente" de la ocupación, pero colaborando abiertamente con los Nazis, militar, económica e ideológicamente, haciéndose participe incluso en el exterminio Judío e implementando el fascismo como forma totalitaria de gobierno.
Ya instalado en Marsella, sería éste el lugar donde Bosques brilló como un gran diplomático y humano, allí se dedicó incansablemente a proteger en principio a los ciudadanos Mexicanos que vivían en todas las zonas de la Francia no ocupada, pero en poco tiempo se convirtió también en un importante defensor de otros grupos. especialmente Españoles que buscaban refugio y huir tanto de los Nazis, como de la dictadura Franquista instaurada en España para aquel entonces.
Ya instalado en Marsella, sería éste el lugar donde Bosques brilló como un gran diplomático y humano, allí se dedicó incansablemente a proteger en principio a los ciudadanos Mexicanos que vivían en todas las zonas de la Francia no ocupada, pero en poco tiempo se convirtió también en un importante defensor de otros grupos. especialmente Españoles que buscaban refugio y huir tanto de los Nazis, como de la dictadura Franquista instaurada en España para aquel entonces.
El auxilio de Bosques comenzó a ser tan famoso que la cantidad de solicitudes de ayuda bajo el otorgamiento de visas Mexicanas se incrementó de tal manera que el diplomático se vio en la necesidad de idear una forma de resguardarlos a todos en un mismo lugar de estuviera bajo el "control y protección" diplomática de la que él gozaba como cónsul y con la que por extensión podía arropar a todas las personas que había logrado salvar hasta ese momento de caer presos, torturados o asesinados por el régimen Nazi y del mismo régimen colaborador de Vichy a cargo de Pétain.
Dadas las circunstancias Gilberto Bosques resolvió alquilar dos grandes castillos en los cuales podía albergar la gran cantidad de refugiados que tenía bajo su protección y que seguían desesperadamente en incremento.
Fueron los castillos de Reynarde y Montgrand
el escenario bajo el cual Bosques respectivamente otorgó asilo a cuando menos 850 personas y en el otro al menos 500 personas entre niños y mujeres.
El mismo se encargó de gestionar las visas y organizar todo lo necesario para progresivamente ir sacando a todas esas personas hacia México, en donde a muchos les fue otorgada la nacionalidad inmediatamente si así lo aceptaban.
La incansable lucha de Gilberto Bosques, también se encargó de conformar una oficina de asistencia y representación jurídica para encargarse de la defensa de los Españoles asediados por la dictadura de Francisco Franco, para esto contó con el apoyo de un grupo de abogados Españoles y Franceses que le colaboraban en la defensa de los juicios donde estos equipos de salvadores solían lograr con éxito liberar a los refugiados y perseguidos Españoles.
No fueron pocos los enemigos que se ganó Gilberto Bosques por su labor humana, debió enfrentar la persecución y el hostigamiento por parte de la Gestapo que constantemente lo espiaban, las mismas autoridades del gobierno de Vichy que eran aliados de los Nazis, y debía hacer frente a los ataques y amenazas de los esbirros de Francisco Franco e inclusive, en no pocas oportunidades hubo hostilidades y situaciones de excesiva tensión con el personal diplomático Japonés quienes tenían sus oficinas en el mismo edificio que Bosques, pues cabe destacar que Japón era un importantísimo aliado de Alemania, militarmente e ideológicamente, de hecho posiblemente Japón haya sido el Aliado ideológico más fervoroso de Alemania, por encima de Italia de quien es más famosa la relación entre Mussolini y Hitler, de manera que Japón veía con muy malos ojos la loable labor que Gilberto Bosques llevaba acabo.
Las ya tirantes relaciones entre el cónsul mexicano y el gobierno pro-nazi de Vichy producto del activismo en defensa de los derechos humanos que había emprendido Bosques, finalmente hizo mella y terminó por romper las ya desgastadas relaciones entre el gobierno Mexicano y el Gobierno de facto y pro-nazi de Vichy.
No fueron pocos los enemigos que se ganó Gilberto Bosques por su labor humana, debió enfrentar la persecución y el hostigamiento por parte de la Gestapo que constantemente lo espiaban, las mismas autoridades del gobierno de Vichy que eran aliados de los Nazis, y debía hacer frente a los ataques y amenazas de los esbirros de Francisco Franco e inclusive, en no pocas oportunidades hubo hostilidades y situaciones de excesiva tensión con el personal diplomático Japonés quienes tenían sus oficinas en el mismo edificio que Bosques, pues cabe destacar que Japón era un importantísimo aliado de Alemania, militarmente e ideológicamente, de hecho posiblemente Japón haya sido el Aliado ideológico más fervoroso de Alemania, por encima de Italia de quien es más famosa la relación entre Mussolini y Hitler, de manera que Japón veía con muy malos ojos la loable labor que Gilberto Bosques llevaba acabo.
Las ya tirantes relaciones entre el cónsul mexicano y el gobierno pro-nazi de Vichy producto del activismo en defensa de los derechos humanos que había emprendido Bosques, finalmente hizo mella y terminó por romper las ya desgastadas relaciones entre el gobierno Mexicano y el Gobierno de facto y pro-nazi de Vichy.
Cuando Gilberto Bosques presentó la nota de ruptura de relaciones, la respuesta casi inmediata del régimen de Vichy fue ordenar el apresamiento de Bosques por parte de la Gestapo, la medida no afectó sólo a Bosques, sino a toda su familia que le acompañaban, extendiendo además la detención a todo el personal diplomático que había delegado el gobierno Mexicano el cual constaba de un total de 43 personas.
Todos fueron apresados y llevados por la fuerza a un lugar denominado Amélie-Les-Bains, en la región de los Pirineos Orientales, cerca de Occitania, pero esto no bastó, y al poco tiempo fueron traslados fuera del territorio Francés hasta Alemania, específicamente hasta el pueblo Bad Godesberg, donde fueron confinados en un hotel que en realidad era una prisión. Nada de esto quebró la moral de Bosques, quien mantuvo siempre la valentía de exigir para si y su gente el mayor respeto y nunca admitió vejámenes directos hacia su personal y menos hacia su familia.
Llegado Marzo de 1944 Bosques, su familia y todo su equipo fueron liberados y llevados de vuelta a su natal México. Exactamente el 29 de Marzo de 1944 Bosques arribó a su país y fue recibido por miles de los refugiados que en su momento él había ayudado a liberar y escapar.
Gilberto Bosques fue un héroe y un extraordinario ser humano, defensor incansable de los Derechos Humanos, que debe ser conocido y recordado por su importantísima y loable cruzada liberadora, al que lamentablemente fuera de las fronteras Mexicanas es poco el honor que se le ha rendido.
Algunos lo han denominados como el Schindler Mexicano, pero deberían decir que Schindler es el Gilberto Bosques Alemán, ya que lo que logró Bosques superó por mucho lo que hizo Schindler sin pretender con esto obviar y degradar el trabajo maravilloso que hizo el Alemán, pero estrictamente si nos remitimos a los números, los rescates y salvamentos de Bosques fueron muchísimo mayores a los de Schindler.
La carrera política y diplomática de Bosques no murió a su regreso a México a pesar de todo lo difícil que había vivido, una vez terminada la guerra al año siguiente de su liberación, Bosques fue designado embajador de México en Portugal, ocupando más tarde también el mismo cargo en Finlandia y Suecia, para retirarse de las funciones diplomática años mas tarde siendo embajador ante Cuba, cuando había llegado a las edad de 72 años.
La carrera política y diplomática de Bosques no murió a su regreso a México a pesar de todo lo difícil que había vivido, una vez terminada la guerra al año siguiente de su liberación, Bosques fue designado embajador de México en Portugal, ocupando más tarde también el mismo cargo en Finlandia y Suecia, para retirarse de las funciones diplomática años mas tarde siendo embajador ante Cuba, cuando había llegado a las edad de 72 años.