Manuela Sáenz, heroína y libertadora


¿Quién fue Manuela Sáenz? 

Manuela Sáenz nació en Quito, Ecuador, en el año 1797, en una época en que el papel de la mujer estaba confinado a las labores domésticas. Ella era, además, hija ilegítima, lo cual significaba un estigma en esos años. Manuelita Sáenz se hizo fuerte e independiente desde muy joven, tal vez para defenderse de una sociedad que la discriminaba por partida doble. 

El padre de Manuela era un hombre de buena posición social, así que ella fue educada apropiadamente, desde muy niña tuvo acceso a libros y conocimientos de primer nivel. Esto hizo que desarrollara un pensamiento independiente y fuertes opiniones, que hicieron que fuera criticada por la sociedad quiteña de la época. No era bien visto que una dama hablara de temas políticos y que además hiciera gala de grandes saberes.

Cuando Manuela Sáenz tenía catorce años ocurrió un hecho a escasos metros de su casa. Un alzamiento. Eran los primeros intentos de independencia y los patriotas criollos habían desconocido la autoridad del presidente de la Real Audiencia de Quito, como consecuencia de estos hechos la ciudad fue proclamada independiente.




Manuela Sáenz, la feminista

Manuelita fue testigo de la gran participación femenina que tuvo la gesta, entre ellas Manuela Cañizares, Manuela Espejo, Josefa Tinajero, y así se sintió inspirada por esas mujeres y se unió a la causa independentista. Era solo una adolescente, pero estaba consciente de la importancia que tenían estos hechos. No podía dejar de pensar que podía participar en algo así, sí era posible para ella ejercer influencia y tener un papel relevante en la sociedad.


Aproximadamente un año después, los realistas recuperaron el poder, los patriotas fueron asesinados y Manuela se vio fuertemente afectada, desde ese día desarrolló un fuerte rechazo por los españoles.

Manuela Sáenz vivía en una sociedad patriarcal, donde no pudo evitar que las exigencias sociales y familiares que le reclamaban formar una familia según las normas. Su padre arregló una boda para ella, con James Thorne, médico inglés  y comerciante que le doblaba la edad. El matrimonio de Manuela Sáenz se llevó a cabo a pesar de los deseos de ella.


Manuelita se mudó a Perú con su esposo, allí tuvo inconvenientes con la sociedad peruana que no la veía con buenos ojos, debido a su personalidad justiciera y rebelde, quizás algunos otros detalles de su pasado y ser una hija natural. Además de eso, el marido de Manuelita, mantenía relaciones con su antigua amante, con quien incluso tenía 2 hijos. Todo esto hacía que este matrimonio fuera insostenible para ella. 

Conoció a quien sería su gran amiga Rosita Campuzano, otra joven ecuatoriana que trabajaba para la gesta independentista y sería amante de San Martín. Entre las dos cumplían múltiples tareas de espionaje para la revolución, y fueron determinantes del movimiento que llevaría al argentino independentista desde el sur y a Simón Bolívar desde el norte al Perú, arriesgando su vida, filtrando información desde los castillos de los virreyes.

Algún tiempo después, Manuelita aprovechó que debía hacer unos trámites en Ecuador, se quedó definitivamente y dio por terminada su relación con el doctor Thorne que regresó a su país de origen con su amante e hijos, esto no estaba permitido en aquella época y daba cuenta de la personalidad dispuesta de Manuelita.



Al regresar a su ciudad natal, se dedicó a trabajar a favor de la independencia de los pueblos de América del sur, estableció amistad con Antonio José de Sucre y a través de él participó en la Batalla de Pichincha. En esta gesta asombró a todos por su activa participación, no se limitó a un tímido acompañamiento, Manuela se incorporó a la organización de la batalla, dispuso la logística, se ocupó de los heridos y llegó incluso a tomar las armas. Era valiente, decidida y muy inteligente. Esto ocasionó la admiración de unos y el disgusto de otros. No todos veían con buenos ojos que una mujer, además de alta sociedad y casada, participara en labores militares.

Cuando Simón Bolívar entró a Quito, en junio de 1822, Manuela estaba en un balcón lanzando flores junto a la multitud, sin embargo, fue la corona de la quiteña la que cayó sobre El Libertador. Simón y Manuelita se conocieron más tarde, en la recepción que se hizo en honor a él y desde el primer momento hubo una gran conexión. Ella se mudó a Bogotá para acompañarlo y tomó papel protagónico en la gesta independentista. Manuela tenía el total apoyo de Bolívar y llegó a uniformarse de patriota, lo que le ganó algunos enemigos.


Logros de Manuela

Manuelita Sáenz obtuvo condecoraciones y títulos militares, todos por méritos propios, por ejemplo, la Orden del Sol de Perú, miembro del Estado Mayor del Ejército Libertador y otros títulos, pero quizá el más importante sea el que le otorgó Bolívar: La Libertadora del Libertador, debido a su heroica acción al salvarle la vida de una conspiración para matarlo en 1828.


El 17 de diciembre de 1830 muere Simón Bolívar y con él se derrumba la Gran Colombia, Manuela queda a merced de sus enemigos que la detienen y confinan con sus esclavas a una prisión de mujeres, y un año mas tarde destierran y la obligan a refugiarse en Jamaica, para años después llegar a  Paita-Perú.

Sola y desterrada, no tuvo hijos por un impedimento físico, contó sus últimos días marcados por la pobreza y la difteria, que se llevaría a Manuela en 1856.

Pero el castigo no quedó allí, Manuelita fue olvidada por la historia, durante el siglo XIX y gran parte del XX, el papel de Manuela Sáenz en la gesta de independencia de América fue minimizado cruelmente, sólo se nombraba como amante de Bolívar, se le trató de barragana y, en las pocas veces que se hablaba de su papel en la política, se decía que se inició con su relación con El Libertador, cuando evidentemente comenzó mucho antes. 


firma de manuela saenz
Firma de Manuelita

A mediados del siglo XX se dieron a conocer datos importantes, como correspondencia, diarios personales y otros documentos, que sirvieron para darle el espacio que le corresponde en la historia y con esto se le han rendido merecidos honores en varios países.

Hoy en día, es conocida como lo que fue, una mujer adelantada a su época, luchadora, librepensadora, feminista, precursora de las luchas sociales de las mujeres y con un papel preponderante en la independencia de nuestros pueblos y la heroína de la independencia de América del Sur.


La historiadora Jenny Londoño describe a Manuela como "una mujer autónoma, profundamente dueña de sus actos, leal a sus principios, a sus compromisos, a sus sueños".


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